Rutinariamente actualizamos nuestra tecnología cada pocos años, ya sea el último iPhone, un procesador que ya no rinde o una tarjeta gráfica que no puede ejecutar juegos nuevos. Estos dispositivos obsoletos suelen revenderse o descartarse.
Sin embargo, muchas tecnologías anticuadas siguen desempeñando roles sorprendentemente vitales. Estos son ocho fascinantes ejemplos de tecnología vintage que aún sirven para propósitos importantes hoy en día.
Un entusiasta de la tecnología demostró que el Commodore 64 de 1982 podría minar Bitcoin técnicamente, aunque su procesador de 8 bits y 1 MHz solo alcanza 0.3 hashes por segundo. Como referencia, una GPU RTX 3080 realiza 100 millones de hashes por segundo. A esta velocidad, ganar un Bitcoin tomaría aproximadamente mil millones de años.
Otro experimento involucró minar con una Nintendo Game Boy de 1989. Usando un Raspberry Pi Pico para conectividad a internet, logró 0.8 hashes por segundo, ligeramente más rápido que el C64, pero aún 125 billones de veces más lento que los mineros ASIC modernos. La Game Boy requeriría más tiempo que la existencia del universo para minar un Bitcoin completo.
Un taller mecánico en Gdansk, Polonia, ha dependido de un Commodore 64C durante más de 30 años. A pesar de sobrevivir inundaciones, esta computadora sigue realizando cálculos precisos de ejes de transmisión para el negocio. Su procesador de 1 MHz y 64 KB de memoria ejecutan sin esfuerzo software personalizado desarrollado por el dueño del taller, demostrando cómo la tecnología antigua puede superar en longevidad a las alternativas modernas.
Una panadería en Indiana ha usado un Commodore 64 como sistema de punto de venta desde los años 80. Apodado "la caja del pan", esta computadora funciona como caja registradora sin internet. A diferencia de los sistemas POS modernos propensos a problemas de actualización, el C64 ha sido perfectamente confiable, solo requiriendo actualizaciones ocasionales en las etiquetas del teclado por cambios en los productos.
Sorprendentemente, el arsenal nuclear estadounidense aún depende de una computadora IBM de 1976 que usa disquetes de 8 pulgadas con 80 KB de capacidad (menos que un mensaje de texto moderno). Aunque existen planes de modernización, este sistema sigue operativo debido a su confiabilidad probada.
Similarmente, la marina alemana usa disquetes de 8 pulgadas en sus fragatas Brandenburg de los 90. A pesar de albergar armamento avanzado, estos buques mantienen tecnología de almacenamiento obsoleta. Las actualizaciones actuales involucran emuladores de disquete, aunque la nostalgia preserva algunos sistemas originales.
El portaaviones HMS Queen Elizabeth, valorado en miles de millones de libras, funciona con Windows XP, a pesar de que Microsoft terminó el soporte en 2014. La Royal Navy mantiene medidas de seguridad adecuadas, pero esta dependencia de software obsoleto genera preocupaciones.
Los submarinos nucleares británicos clase Vanguard también usan XP para la gestión de misiles. Estos sistemas aislados no recibirán actualizaciones hasta 2028 por razones de seguridad.
En 2015, el aeropuerto Paris Orly experimentó fallos del sistema cuando una computadora con Windows 3.1 se colgó. Este sistema de 1992, que ejecutaba software meteorológico, falló, forzando suspensiones temporales de vuelos por seguridad. Algunos bromeaban que la computadora solo quería actualizarse a Windows 95.
Sin entrar en detalles, muchas instituciones educativas siguen usando computadoras retro como el Commodore 64 para enseñar fundamentos de programación y simulaciones físicas. Su simplicidad las hace herramientas ideales para aprender conceptos computacionales básicos.
Más allá de usos prácticos, muchas organizaciones conservan sistemas heredados por nostalgia, preocupaciones de compatibilidad o para evitar costos. Estos casos destacan el valor perdurable de la tecnología familiar y confiable, incluso cuando eventualmente son reemplazadas.
Estos ejemplos demuestran cómo la tecnología obsoleta sigue desempeñando roles críticos en todo el mundo. Desde consolas de juegos minando criptomonedas hasta computadoras ancestrales controlando sistemas de defensa, la tecnología obsoleta demuestra una persistencia notable, recordándonos el valor duradero de la simplicidad y la confiabilidad.